Estos emprendimientos familiares se encuentran en todas partes del mundo y en algunos países predominan respecto de otros tipos de empresas. Por lo tanto representan un desafío frente a la globalización de los grandes intereses económicos mundiales.
Logran un porcentaje alto en la proporción de negocios de un país, en la producción del Producto Bruto Interno y son importantes creadoras de fuentes de trabajo.
Diferencia entre familia y empresa:
La familia es una institución, cuyas finalidades más importantes son: la preservación de la vida, la reproducción de la especie, el crecimiento de los hijos, el cuidado de la salud, la elaboración de la identidad, la contención frente a las crisis vitales, la protección de las adversidades y el aprendizaje de la vida emocional (manejo de los celos, la rivalidad, los miedos.)
Por otro lado, están las empresas, que son organizaciones cuya finalidad más importante es la productividad y la ganancia económica.
Cuando los roles de parentesco y los roles laborales, en la empresa familiar, están bien diferenciados y respetados hay más posibilidades de una convivencia armónica. Pero es muy común que aquellos se mezclen, eventualidad que se convierte en un factor que genera conflictos.
Fortalezas de la empresa familiar: (se manifiestan fundamentalmente en las primeras etapas)
Lealtad entre sus miembros.
Confianza mutua.
Ideales e intereses comunes por parte de los integrantes.
Comunicación permanente.
Sacrificio y gran dedicación personal para lograr el éxito.
Alto nivel de exigencia en cuanto a carga horaria.
Debilidades de la empresa familiar: (se incrementan con el paso del tiempo)
Historia familiar de cada uno de los integrantes, generalmente puesta en juego neuróticamente dentro de la empresa.
Permisos excesivos para los integrantes familiares.
Intereses personales en conflicto.
Manejo autocrático de la empresa.
Exigencia de lealtad absoluta a las ideas y conceptos del padre o abuelo.
Recelos y rivalidades entre los integrantes.
Rigidez y poca disposición a las ideas renovadoras.
Gran aumento de la murmuración y las relaciones informales.
Reivindicación de sacrificios anteriores.
Selección del personal en un núcleo muy reducido (la familia).
Cierta presión por parte del grupo, que dificulta el abandono de la empresa familiar para trabajar en otros emprendimientos.
Poca disposición para delegar autoridad y responsabilidad.
Sobre-valoración de la propia experiencia y resistencia a la incorporación de especialistas.
Como se puede observar a simple vista, hay más desventajas que ventajas, por lo que se deben tomar importantes medidas preventivas y –si es necesario-, correctivas.
Mortalidad de las empresas familiares
La mayoría de las empresas comenzaron siendo familiares, con la idea de perdurar en el tiempo. Pero debido a estos conflictos que el diario vivir ocasiona entre sus integrantes, se van creando enfrentamientos que debilitan los vínculos y hacen de estos emprendimientos una tarea difícil de continuar de generación en generación. Estas empresas, en su mayoría, son como bombas de tiempo en cuenta regresiva y es por ello que el 30% aproximadamente perduran en la segunda generación, quedando solamente el 17% en la tercera generación.
Los motivos por los cuales estas empresas familiares no sobreviven en la segunda generación son:
Falta de interés de los hijos en continuar la actividad.
Criterios tan distintos para dirigir la empresa, que hace que no se pueda seguir juntos.
No aceptación de la dirección de un hermano que sustituya al padre.
Los motivos que dificultan la supervivencia en la tercera generación son:
La dificultad para conciliar la diversidad de criterios de las tres generaciones.
El aumento de los socios (hijos, sobrinos, nietos).
El efecto acumulativo de los conflictos, que además de sumarse se van potencializando de generación en generación.
Sueldos altos sin demasiada relación con la productividad.
La incorporación de familiares en puestos jerárquicos, sin reflexionar objetivamente sobre las necesidades de la empresa.
Exceso de personas trabajando, pues hay que incorporar a toda la familia sea como sea.
Algunas sugerencias para mejorar las posibilidades de una empresa familiar
Es necesario que en una familia empresaria haya un buen manejo de la rivalidad natural entre los posibles sucesores, respeto por las necesidades de cada miembro y un líder con autoridad democrática que, a medida que envejece, vaya cediendo oportuna y paulatinamente su lugar, delegando cada vez más funciones y dándose tiempo para enseñar y disfrutar.
Las incorporaciones de familiares a la empresa deben ser de libre elección por parte del aspirante y no forzarlo de manera compulsiva, ni discriminar a los que están en otras actividades, como así también permitirle libremente que decida trabajar en otra empresa o en un emprendimiento propio y que luego, si lo desea, vuelva a incorporarse a la empresa familiar.
Antes de incorporar a un hijo, es muy recomendable hacerle trabajar en otras empresas, si es posible del mismo rubro, para que aprenda a desenvolverse, cumplir horario, obedecer órdenes, respetar normas, ganarse el sueldo, competir y mantener su lugar de trabajo a pesar de las tensiones, etc.
Se recomienda que la admisión o el ascenso sean pura y exclusivamente por capacidad, en donde se evaluaran a los familiares y no familiares con la misma vara, gestión que debe estar a cargo de una asesoría, consultoría o coaching externo, para mantener una mayor objetividad.
El hijo mayor no tiene por qué considerarse el sucesor. Es necesario evaluar cuál es el más capaz de los hermanos o si es necesario poner a un director contratado fuera de la familia, que sea una persona profesionalmente capacitada.
Para disminuir los roces producidos por los conflictos y favorecer el éxito en la transferencia del mando, se recomienda tomar Asesoría o Coaching Externo, que permitirá contar con una planificación previa y consensuada de la sucesión tanto del mando como de la empresa en sí, ya que es una situación inevitable, que a corto o mediano plazo, la empresa familiar deberán enfrentar.
La familia, agobiada por las actividades rutinarias, con frecuencia posterga el tratamiento de cuestiones que son vitales para la subsistencia y desarrollo de la organización. La consulta a un asesor o coach, debe hacerse a tiempo, es decir cuando se está en pleno crecimiento y las cosas están bien, ya que en cada empresa es necesario hacer un diagnóstico e instrumentar las medidas específicas y adecuadas a esa organización en particular.
El trabajo del asesor o coach, es muy complejo y si bien gana algunos simpatizantes, también cosecha muchas críticas y enemigos. Pero a pesar de que estas normas puedan parecer duras, a la larga redunda en bien de todo el grupo, porque son la base de la continuidad, el éxito y la rentabilidad de la empresa familiar.
Fuente: Ideas PyMEs
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